Rebeca Gerschman

Rebeca Gerschman nació el 19 de junio de 1903 en Carlos Casares, provincia de Buenos Aires, en el seno de una familia acomodada. Se graduó en la carrera de Bioquímica y Farmacia en la Universidad de Buenos Aires. Carrera que en ese momento pertenecía a la Facultad de Medicina, y se dictaba en la sede de Av. Córdoba 2122 (actual Facultad de Ciencias Económicas), en el barrio de Balvanera.


En 1930, con 27 años, ingresó en el Instituto de Fisiología de Houssay ubicado, en ese entonces, en la calle Costa Rica 4185 del barrio de Palermo, en donde realizó su tesis doctoral bajo la dirección del Dr. Bernardo Houssay y la tutela del Dr. Agustín D. Marenzi. Obtuvo el doctorado en 1937 con la tesis titulada “El potasio plasmático en el estado normal y en el patológico”, trabajo por el que dos años más tarde obtendría el premio a la mejor tesis doctoral. En él se describe un método para determinar el potasio sanguíneo y sus variaciones en condiciones fisiológicas (sin enfermedad) y patológicas, que se conocería como método Gerschman-Marenzi, muy novedoso en aquel momento.


Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, Rebeca Gerschman viajó a Estados Unidos para realizar estudios de especialización en la Universidad de Rochester, Nueva York.


En esos momentos había un interés por la investigación acerca de los mecanismos de acción de gases, tanto tóxicos (frecuentemente utilizados en la guerra) como los que componen el aire que respiramos. Esta temática tenía aplicaciones en el diseño del suministro adecuado de gases naturales, de especial relevancia en aeronáutica, dadas las altas concentraciones de oxígeno a las que los pilotos estaban sometidos en las cabinas de sus aeronaves.


Rebeca Gerschman comenzó a trabajar en el efecto de los gases en la fisiología. Encontró similitudes en dos procesos biológicos: los efectos que provoca el oxígeno a concentraciones altas y las radiaciones ionizantes. Las observaciones demostraban que los pilotos de aviación sometidos a elevadas presiones de oxígeno a menudo experimentaban un envejecimiento prematuro en su piel, muy similar al que provocan las radiaciones ionizantes de baja intensidad. Esta idea de que el oxígeno es dañino debido a que genera radicales libres dio fundamento a su teoría, conocida como teoría Gerschman, que en 1954 fue publicada en la prestigiosa revista Science, con el título: “Intoxicación por oxígeno e irradiación X: un mecanismo en común”.


Esta teoría Gerschman, acerca de la implicancia de los radicales libres de oxígeno-moléculas que oxidan y dañaban los tejidos en la patogénesis de ciertas enfermedades y en los procesos de envejecimiento, fue rechazada por la comunidad científica debido a que se oponía a las concepciones ortodoxas del momento.


Pero en 1969, la hipótesis de Rebeca fue confirmada por Joe M. McCord e Irwin Fridovich, al descubrir una enzima superóxido-dismutasa y los científicos debieron abandonar sus reticencias hacia la teoría de los radicales libres de oxígeno para considerarla un aporte fundamental para la biología y la medicina modernas.

El trabajo de Gerschman abrió camino al reconocimiento de las situaciones y las condiciones en las cuales los antioxidantes y los prooxidantes ejercen acciones sobre el cuerpo humano. Teoría que, seguramente, fue antecesora de esta nueva veneración de los alimentos, medicinas y tratamientos antioxidantes para detener el envejecimiento de las células.


Después de trabajar en Estados Unidos durante quince años, ocupando el cargo de Profesor Adjunto de Fisiología, en 1960 regresó a Argentina. Aquí obtuvo el cargo de Profesora de la cátedra de Fisiología en la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la Universidad de Buenos Aires. Pero, su producción científica en la Universidad de Buenos Aires disminuyó considerablemente, debido a las restricciones presupuestarias de la época y también a los recursos materiales deficitarios de que disponía. Escribió trabajos y capítulos de libros especializados, relacionados con su teoría. Alternó su labor de investigadora con la docencia que brindó en su Cátedra de Fisiología.


Aplicó métodos vanguardistas en la docencia para su época, tales como, utilizar el cine científico como herramienta de aprendizaje. Gerschman buscaba y conseguía películas en universidades extranjeras sobre ensayos experimentales de fisiología y farmacología que luego mostraba en sus clases, a través de un proyector. También invitaba a científicos de prestigio, expertos en Fisiología, a brindar charlas especializadas. Algunos invitados eran extranjeros y daban la conferencia en inglés. Práctica que hoy en día es muy habitual en los estudios de posgrado.


En 1970 dejó de ejercer como docente activa, pero fue nombrada Profesora Consulta (equivalente a profesora Emérita), cargo que mantiene hasta 1980.


El trabajo pionero de Rebeca Gerschman en el estudio de los radicales libres de oxígeno fue reconocido a nivel internacional y su nombre circuló entre los candidatos para el Premio Nobel de Fisiología y Medicina durante la década de 1980.


Lamentablemente, cuando se disponían a entrevistarla para la selección de los ganadores del premio, la científica argentina se encontraba en un estado muy avanzado de una enfermedad que padecía (un tipo de anemia que ataca de forma inmune a las células de la médula ósea). Enfermedad que la llevo a su fallecimiento, a sus 83 años, el 4 de abril de 1986, en Buenos Aires.


Rebeca Gerschman fue una mujer comprometida con la ciencia dedicando su vida exclusivamente a su labor, que le brindó fama y prestigio internacional. Con su gran trabajo como científica abrió una nueva etapa en la investigación en el campo de los radicales libres.


Si bien no recibió el Premio Nobel en vida, su trabajo fue reconocido a nivel internacional. Y a nivel nacional recibió muchos premios de jornadas o congresos científicos.


A partir del año 2010, el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación entrega el Premio Rebeca Gerschman a investigadoras argentinas mayores de 60 años destacadas por su contribución a la producción de nuevos conocimientos, por el impacto social y productivo de sus innovaciones tecnológicas y por la formación de recursos humanos. Este premio forma parte del Premio Bernardo Houssay (el Premio Houssay se entrega a investigadores menores de 45 años y el Premio Houssay Trayectoria a investigadores mayores de 45 años).