Palacio Lezama

La ciudad de Buenos Aires está repleta de edificaciones que llevan las historias de quienes las construyeron, la mayoría inmigrantes que vinieron a “hacerse la Ámérica”, dedicando sus vidas a sus proyectos en estas nuevas tierras. Tal es el caso de este inmigrante, José Canale, que desembarcó en Buenos Aires por el año 1860, proveniente de un pequeño pueblo genovés, en Italia. Como no tenía dinero para el pasaje, viajó en la bodega del barco, debajo de cubierta, trayendo tan sólo a cuestas su oficio de panadero.


José se casó muy joven con Blanca Vaccaro, quién había venido también de la misma región de Génova, pero que él conoció en Corrientes, en uno de sus tantos viajes de trabajo. Y en 1875 comenzaron su proyecto con una panadería en Defensa y Cochabamba, en el barrio de San Telmo.

La fábrica Canale siguió prosperando en este edificio, inaugurado en 1910. Era una época en que la Argentina progresaba rápidamente. El desarrollo de toda la parte industrial de Canale crecía de la mano de Amadeo, que creó, además, el pan dulce genovés con masa bien húmeda, que se transformaría en otro clásico.


Pronto, la cartera de productos comenzó a ampliarse y aparecieron galletitas de todo tipo, bajo el nombre: “Viuda de Canale e Hijos SA Establecimientos Fabriles”. Entre esas galletitas aparecieron las famosas “Cerealitas”, producto que existe hasta la actualidad. De esa época han quedado las tradicionales latas, sumamente buscadas y anheladas por los coleccionistas.


A partir de la Segunda Guerra Mundial, Canale desarrolló nuevamente un fuerte proceso de expansión hacia otras categorías de productos, como fideos, galletitas, mermeladas, y harinas. Hasta llegó a tener una hojalatería en Llavallol que proveía de latas a gran parte del mercado argentino, varias fábricas de conservas en diferentes partes del país que vendían con la marca Canale (en Mendoza, Río Negro, Mar del Plata), y contratos de servicios en diferentes fábricas del país (por ejemplo, tomates en la Rioja). Ese emprendimiento que empezó con aquella panadería de José y Blanca ahora tenía 3500 empleados.


Además, estaba la fábrica de harinas en Av. Martín García y una organización comercial que llegó a tener 360 vendedores. Distribuían a minoristas con una gran fuerza de venta. Y una de las causas por la que Canale empieza a tener problemas es porque no se adaptó rápidamente al cambio comercial que se produjo cuando empezaron a entrar al país los grandes supermercados, explicaba Guillermo Barzi, bisnieto del fundador del "imperio" Canale, y presidente de la Bodega Humberto Canale.


Por esa época de expansión tomaron las riendas los dos varones hijos de Amadeo: Manuel y José, con sus respectivas esposas María Magdalena y Blanca. Estas personas dedicaron casi toda su vida a la empresa. "Llegaban a las siete de la mañana y se iban a las ocho de la noche", remarcaba Barzi. José tuvo un hijo varón, que fue Rodolfo Canale, quien se convertiría en el último presidente de la compañía.


Durante el siglo veinte, el negocio fue sufriendo las fluctuaciones de la economía. En 1985, un incendio que consumió gran parte de la fábrica hizo que la firma Canale no pudiera recuperase.


En 1995, y luego de varios años de inestabilidad productiva, la familia Canale (que se había expandido hacia el área vitivinícola creando la bodega Humberto Canale) decidió vender la empresa al grupo SOCMA, quién en 1999, decide a su vez venderla a la multinacional norteamericana Nabisco, y esta trasladaría su producción a Brasil. Finalmente, Nabisco se la vende a Kraft (hoy Mondelez).


Muchos de los productos emblemáticos se discontinuaron, entre ellos los famosos bizcochitos. Hoy, según comenta Barzi con un halo de nostalgia, lo único que queda en el mercado con marca Canale es el pan dulce y las Cerealitas. Ya pasaron 146 años desde que aquel "tano" panadero que asentó los cimientos de un imperio que atravesó cuatro generaciones de Canale y grabó a fuego sus productos entre los consumidores argentinos.


En el año 2000, la fábrica cerró y durante los siguientes años se utilizó el edificio Canale para realizar algunos eventos, como ser sede de Casa FOA en 2006, pero su apertura era claramente ocasional. En los últimos años el lugar sólo se utilizó para la realización de eventos importantes y exposiciones de arquitectura.


En 2012 se comenzó a pensar en un proyecto para volver a darle vida a este espacio: convertirlo en sede de dependencias del Gobierno de la Ciudad, en un plan de revitalizar la zona de Barracas y el sur de la ciudad.


Este edificio histórico de valor patrimonial (que ocupa una superficie de 30.000 m²) fue remodelado completamente entre 2012 y 2014 y se sumaron dos pisos para usos de oficina, respetando su fachada original. Poco después se instalaron los ministerios de Modernización e Innovación Tecnológica, Espacio y Ambiente Público, Desarrollo Urbano y Transporte; entre otros.

En la actualidad se puede observar su fachada altiva y reluciente, enmarcada entre los límites de Barracas, La Boca y San Telmo, en el sur de la ciudad, como un emblema que nos recuerda la historia de lo que fue.

Con el correr de los años la pequeña panadería fue tomando notoriedad con sus exquisitas preparaciones. Progresaron significativamente y para fines del 1800, el local se convirtió en una panadería de lujo. Pero, lamentablemente, José murió muy joven, a los 40 años, y quedó a cargo la viuda con sus cinco hijos del negocio familiar. Amadeo, uno de los hijos se metería de lleno en el negocio y quedaría en la historia por ser el creador de uno de los productos más emblemáticos de la mesa de los argentinos: el bizcocho Canale.


A raíz de este éxito, siguen creciendo y hacia 1906 comienzan la construcción de la fábrica que luego sería el edificio emblemático de la empresa, en la Avenida Martín García 320, frente al Parque Lezama. El nuevo edificio de 100 metros de largo por 70 de profundidad, fue pensado por los tres hijos de Canale: Amadeo, Julio y Humberto, este último estudió y se recibió de ingeniero civil. En un momento, se asoció con el ingeniero Luis Huergo, que era decano de la Facultad de Ingeniería y consultor de lujo. Juntos, en 1909 compraron 400 hectáreas en Río Negro y fundaron la bodega Humberto Canale, bajo el nombre de Huergo Canale.