Palacio de Aguas Corrientes

En la segunda mitad del siglo XIX, la ciudad de Buenos Aires comenzó a crecer aceleradamente, recibiendo sucesivas oleadas migratorias. El progresivo aumento de la población trajo con él los problemas del hacinamiento y la falta de preparación de los servicios públicos para abastecer a una cantidad cada vez mayor de personas.


Fue entonces que las epidemias comenzaron a abundar: en 1867 el cólera mató a 1500 personas, en 1869 la tifoidea mató a 500, y en 1871 aconteció la histórica epidemia de fiebre amarilla que se llevó a 14.000 de las 178.000 personas que vivían en Buenos Aires.


Ante las consecuencias alarmantes del deficiente sistema de agua potable, las autoridades del recién unificado país tomaron la decisión de abastecer a la ciudad de una red de agua corriente de avanzada, aprovechando una época de abundancia económica y de prosperidad. Siguiendo los planes del ingeniero civil inglés John Bateman de 1886, el gobierno nacional decidió que el depósito de aguas se instalaría en la zona norte de la ciudad, por ser la más alta, y se proveería a la misma de caños subterráneos. Con la voluntad de que el edificio del depósito fuera un edificio fastuoso, su presupuesto alcanzó los 5.531.000 de pesos fuertes.

La compañía Bateman, Parsons & Bateman estuvo a cargo del proyecto, y al poco tiempo se decidió privatizar las obras de salubridad debido a la falta de fondos del Estado. Fue así que luego, la compañía Samuel B. Hale y Co. se hizo cargo de los trabajos, adjudicando las obras de la fachada exterior a Juan B. Médici, dirigidos por el ingeniero Nyströmer y el arquitecto Boye (por ese entonces empleados de Bateman, Parsons & Bateman).


Las obras comenzaron en 1887, emplearon a 400 obreros y finalizaron en 1894. ​ El edificio, ubicado en la manzana de Av. Córdoba (1950), Riobamba (750), Viamonte y Ayacucho, en el barrio de Balvanera,  fue inaugurado, en ese entonces, por el presidente Luis Sáenz Peña.


Este emblemático Palacio de Aguas Corrientes fue el depósito de agua más importante del continente. En sus tres niveles, contiene 12 tanques de agua con capacidad total de 72 millones de litros de agua, con un peso calculado de 135000 toneladas. Estos son sostenidos por una estructura portante de vigas, columnas y cabriadas metálicas. Las paredes son de hasta 1,80 metro de espesor, y sostienen a las 180 columnas, distanciadas seis metros entre sí. En el centro del palacio, un patio interno provee de luz y aire a los ambientes.

Referencias y Fotografías:


https://www.aysa.com.ar/lobuenodelagua/palacio

https://turismo.buenosaires.gob.ar/es/atractivo/palacio-de-aguas-corrientes

De HalloweenHJB (photo) Carl Nyströmer (1856–1913) and Olaf Boye (1864–1933) (building) - Fotografía propia, CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=16148346

De Beatrice Murch - originally posted to Flickr as Pipes, CC BY-SA 2.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=7178487

De José María Pérez Nuñez from Buenos Aires, Argentina - Palacio de Obras SanitariasUploaded by ecemaml, CC BY-SA 2.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=6628417

https://es.wikipedia.org/wiki/Palacio_de_Aguas_Corrientes

10/2021


Las fachadas están revestidas con más de 130 mil ladrillos esmaltados y 170 mil piezas de cerámicas que fueron fabricadas especialmente en Bélgica e Inglaterra. Estas fueron un complemento fundamental para esconder los tanques, que eran considerados carentes de belleza. Para sus cubiertas de cúpulas y mansardas se utilizaron pizarras traídas de Sedán, Francia. Y las puertas fueron realizadas con madera de cedro traída desde el Paraguay.


En 1974, el edificio fue parcialmente demolido para una reforma integral de la institución. En estado original solo permanece la fachada de Av. Córdoba y sobre calle Riobamba y Ayacucho, dos sectores de los frentes. Pequeños jardines los rodean, cerrados por una destacable verja de herrería que apoya sobre pilares de mampostería. Dentro de la corriente ecléctica, este diseño refleja influencias neogóticas, ojivas y muros almenados.


Sucesivamente, el depósito fue operado por Obras Sanitarias de la Nación (que ubicó allí sus oficinas hacia 1930), luego por Aguas Argentinas y Agua y Saneamientos Argentinos (Aysa), en la actualidad. En 1989, mediante el decreto 325, el Palacio de Aguas Corrientes se transformó en Monumento Histórico Nacional.


El edificio es uno de los más exuberantes de Buenos Aires, y una muestra de la arquitectura ecléctica que encantaba a las clases altas que gobernaron la Argentina hasta 1916. El estilo puede encuadrarse dentro del impuesto en el Segundo Imperio Francés, y se destacan las piezas de cerámica policromada y los abundantes ornamentos en la fachada.


La idea de transformar un depósito de tanques de agua en un palacio ha recibido numerosas críticas, en general en relación con la falta de necesidad de dotar a una instalación de este tipo de semejante lujo, considerándolo una exageración y un derroche. Sin embargo, era usual en esa época que edificios de funciones utilitarias, depósitos o terminales ferroviarias, fueran envueltas en exteriores de aspecto palaciego. Otro claro ejemplo de ello es el Palacio de la Luz, actualmente la Usina del Arte, ubicado en el barrio de La Boca.


En 2015 la empresa estatal Aysa comenzó la primera etapa del Plan de Recuperación Progresiva del Palacio de Aguas para restaurar sus torres, cresterías y pizarras respetando la estructura original, luciendo como en 1894.


Hoy se lo puede visitar como Museo para conocer la historia del agua y del saneamiento en Buenos Aires, y el proyecto y construcción de su histórico Palacio. También se puede visitar su Archivo histórico que reúne información especializada sobre edificios emblemáticos, obras y aspectos clave del desarrollo urbanístico y arquitectónico de Buenos Aires. Este es uno de los Archivos más importantes del país, ya que sus documentos más antiguos son de fines del 1800. Los miles de piezas gráficas de alta significación patrimonial que lo componen se guardan en un espacio único: dentro de los grandes tanques de hierro del Palacio.


En el interior del Palacio de Aguas Corrientes también se encuentra la Biblioteca Ing. Agustín González, especializada en Ingeniería Sanitaria y Ciencias del Ambiente. En esta se puede encontrar publicaciones únicas sobre la Historia del Agua y el Saneamiento de la Argentina, además de material actualizado sobre diferentes temas de su especialización. En el año 2006 fue abierta a la comunidad, convirtiéndose en una biblioteca semipública. Hoy en día, cuenta también con una biblioteca infantil, orientada al cuidado del medio ambiente.