Federico García Lorca

Un 5 de junio pero de 1898 nacía en Fuente Vaqueros, Granada, España, el poeta de mayor influencia y popularidad de la literatura española del siglo XX.


Entre sus giras, Federico García Lorca llegó a Buenos Aires un 13 de octubre de 1933. Había recibido la invitación de Lola Membrives y su marido, el empresario español Juan Reforzo, para el estreno de la obra “Bodas de Sangre” en el teatro Avenida, que tuvo un gran éxito popular.


Era su tercer viaje a América del Sur y el primero a esta ciudad. Su estadía iba a ser corta, pero suficiente para dar algunas entrevistas, reunirse con colegas y promocionar su tan querida compañía de teatro popular y ambulante que dirigía en España junto a Eduardo Ugarte, La Barraca.


Pero el poeta se enamoró de la ciudad porteña, y vivenció el gran éxito con su obra que, a lo largo de los seis meses que permaneció en Buenos Aires, tuvo la oportunidad de dirigir, y fue representada más de ciento cincuenta veces. También dirigió las obras: “Mariana Pineda”, “La zapatera prodigiosa”, “El retablillo de don Cristóbal” y una adaptación de “La dama boba” de Lope de Vega.


Durante este tiempo tuvo la ocasión de dar varias conferencias y de hacer nuevas amistades, como el escritor Pablo Neruda, que en esos años ocupaba el cargo de cónsul por su país en la Argentina, y con quien el español forjó una relación entrañable. También tuvo la oportunidad de conocer al escritor argentino Ricardo Molinari, al escritor mexicano Salvador Novo y al poeta Pablo Suero.

Durante su permanencia en la ciudad, Federico García Lorca se alojó en el famoso Hotel Castelar,  sito en Av. De Mayo 1152, y permaneció en el establecimiento hasta marzo de 1934. En 2003, la habitación 704, que fuera ocupada por el poeta fue ambientada por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, en homenaje al histórico visitante.


García Lorca en su estadía fue asiduo participante de la peña “Signo”, que funcionaba en  el subsuelo del hotel. En esta peña participaban artistas y escritores, tales como, Norah Lange, Oliverio Girondo y Alfonsina Storni, entre otros. Allí ellos agasajaron a García Lorca, con motivo del estreno de su obra.


Asimismo fue un continuo participante de las peñas que se celebraban en el Café Tortoni, sito en Av. De Mayo 825, con artistas tales como Quinquela Martín, Juan de Dios Filiberto, Pascual de Rogatis, y también Alfonsina Storni, entre otros. Alfonsina luego le dedicaría un poema, “Retrato de García Lorca”, publicado en su libro “Mundo de siete pozos”, en 1934.


Verlo tomar un café en el Tortoni, pasear por el Tigre, caminar por la Avenida Corrientes o la calle Florida, pasaron a ser imágenes cotidianas. Brindó muchas entrevistas y fue constante su presencia en los medios de comunicación de la época.


Luego de su larga estadía en Buenos Aires, tuvo otra gran estadía en Montevideo (Uruguay), donde terminó de escribir un par de obras (posiblemente Yerma) y tuvo contacto con los artistas locales, tales como Juana de Ibarbourou.


Se dice que luego de estos viajes por América Latina, que fueron rotundamente exitosos, consiguió triunfar profesionalmente y, gracias a esto, consiguió su independencia económica.


Cuando García Lorca volvió a España en 1934, mantuvo un elevado ritmo creativo: terminó obras como “Yerma”, “Doña Rosita la soltera”, “La casa de Bernarda Alba” y “Llanto por Ignacio Sánchez Mejías”. Se dice también que revisó obras como “Poeta en Nueva York”, “Diván del Tamarit” y “Suites”. Luego hizo un viaje a Barcelona para dirigir algunas de sus obras, recitar sus poemas y dar conferencias, también visitó Valencia y siguió representando obras con su compañía de teatro La Barraca.


Federico García Lorca murió a los 38 años en Granada, España, el 18 de agosto de 1936, perseguido y fusilado por el régimen franquista.


Sus obras siguen siendo representadas y su legado es sumamente valorado hasta el día de hoy.