Fabián polosecki

Fabián Polosecki, conocido como “Polo” fue un periodista argentino que supo darle luz a historias comunes de personajes anónimos en TV. Fue innovador en su manera de entrevistar, algunos lo emparentaron con el estilo del “Perro Verde”, programa intimista de entrevistas realizado por el español Jesús Quintero. Otros, como su amigo Ricardo Ragendorfer, diría más tarde en el documental “En la vereda de la sombra”, que su estilo era más parecido al de Roberto Galán, una escucha activa con entrada lateral al entrevistado que lograba respuestas sustanciosas. Gran parte de la información aquí indicada fue tomada de las entrevistas que componen ese documental realizado por Gustavo Alonso en el año 2003.


Los Polosecki vivían en Belgrano, en la avenida Congreso, cuando Fabián vino al mundo el 31 de julio de 1964. Unos años después la familia se mudó a una casa en la calle Fragata Sarmiento de La Paternal, que sería para siempre el barrio de sus amores. Gustavo Fabián fue hijo de una familia progresista judía (familia del ICUF, de mandar a los chicos a la colonia de vacaciones Zumerland, en Mercedes). Cuando se sentía periodista, a los diez, era durante ciertos sábados cuando su hermano Claudio Polosecki, que trabajaba en Gremiales de Clarín, debía “hacer guardia” durante la tarde. El hermanito del redactor iba a la redacción, se sentaba a las máquinas y escribía, o hacía que escribía. A juzgar por sus originales posteriores, ése fue su único aprendizaje, nunca una academia Pitman. “Estoy escribiendo una nota sobre la situación”, le dijo una vez a Sábat, que le hacía “dibujitos” para entretenerlo, en esa calma pueblerina de las redacciones en fin de semana.


Polo en su adolescencia y juventud tuvo una participación activa en el Partido Comunista, y llegó a escribir en el Diario Sur hasta su cierre en diciembre de 1990. Se dice que una vez caído el muro de Berlín, el diario se quedó sin papel que venía de los sindicatos de Alemania del este, y precipitó su cierre definitivo. En este diario fue compañero del periodista reconocido Carlos Polimeni, quién según cuenta, la idea del diario era competir con Página 12. Además, Ricardo Ragendorfer, que también compartía redacción, cuenta que, con el cierre del diario, se terminó un estilo de periodismo y bohemia de aquella época, donde todavía se escribía a máquina. Un hecho gracioso, que Polimeni y Ragendorfer cuentan en el documental, es que al momento del cierre, los periodistas se cobraron la indemnización con las máquinas de escribir y sus tableros de dibujo. Polo no se quedó atrás y se llevó su máquina de escribir, esta máquina es la que aparece en sus programas.


Cuando terminó el secundario, Polo se inscribió en la carrera de Sociología, pero duró un año. A los veinte se fue de su casa, a vivir con un amigo que había venido desde Santa Fe a estudiar teatro. Después, tuvo su primera relación de pareja estable, con Martina, que era cordobesa y amaba la palabra militante. A los veinticuatro, Polito trabajaba ya en Radiolandia, a las órdenes de Catalina Dlugi: había conseguido ingresar al mundo de los profesionales del periodismo, después de años de trabajar por amor al arte o al Partido. Estaba claro que no era el tipo de trabajo que lo hacía sentir orgulloso. En esa revista conoce y comienza trabajar con Pablo de Santis, quién sería luego su amigo y guionista en uno de sus programas.

Polo “curtió” mucho la bohemia de Buenos Aires. Según cuentan sus amigos Nacho Garassino, Claudio Beiza y José D´amato, solían frecuentar el café “La Paz”, ubicado en Avenida Corrientes y Montevideo, del barrio de San Nicolás, donde hoy funciona un kiosco 24 horas y un centro cultural llamado “La Paz Arriba”. Además solían ir a comer a “Pepito”, ubicado en Montevideo 383, de barrio de San Nicolás.


En el programa “Rebelde sin pausa” conducido por Raúl Becerra en Canal 7, Polo encuentra la gran oportunidad en su carrera, promovido por el conductor juegan a realizar una entrevista con el premio de quedarse con el puesto de “notero” callejero. Es ahí cuando Polo realiza una entrevista a un portero de un bar de prostitutas, el éxito es tal que se queda con el espacio en el programa para seguir haciendo este tipo entrevistas.


Luego de esta labor comienza a producir su programa propio. Primero le había puesto de nombre “Del lado oscuro”, pero cuando le lleva su propuesta a Gerardo Sofovich, director de ATC en ese momento, le dice que era mejor que el programa se llame “El otro lado”. En este programa Polo, comienza a desplegar su magia, en donde temas como el casamiento igualitario, el daño psicológico de los choferes de tren, las armas, los taxistas, los camioneros, las modelos, los amantes de los autos, la ciudad de Buenos Aires por debajo, las cárceles y otras decenas de historias son contadas de una manera única y personal, como nunca se había visto en la televisión Argentina.


Polo solía ir a ver a la banda de rock “Los Piojos” con amigos, es ahí cuando comienza una relación que se ve reflejada en el episodio “Estación Terminal”, donde parte de la banda charla de las sensaciones de estar viajando en los techos de los trenes. Esta experiencia se describe en la letra del tema “Ay Ay Ay”, que da nombre al disco editado por la banda en el año 1994.


Otro momento clave fue cuando en una cantina de la Boca se arma una gresca debido a que en medio del festejo deciden tirarle harina al dueño de la cantina que no estaba de acuerdo con que se filmase en la misma.


Luego de dos años de éxito con “El Otro Lado”, y de haber ganado dos premios Martín Fierro en el año 1993, uno como revelación y otro como mejor programa periodístico, Polo se embarca en otra aventura llamada “El visitante”, en donde hace un personaje que repasa su vida mirando sus propios videos desde el futuro, pero este segundo proyecto no tendría el éxito esperado.

Luego de estos dos ciclos, le ofrecieron proyectos para trabajar en televisión pero no fue nada concreto cuenta Pablo De Santis, amigo de Polo.


Según cuenta su hermano en el documental, todas estas historias lo perturbaban mucho, en la etapa donde no encontraba reencausar su carrera, aparece una persona que empieza a ser parte de su vida. Como un consejero, que aparece que en las reuniones de trabajo y personales. En ese momento el cambio de vestimenta y su aspecto físico se mostraba muy dejado, comenzaba a ser el preludio de un triste final.


En unos de los programas de “El otro Lado”, un maquinista cuenta en qué lugar no pueden ver si la gente se arroja a las vías. Esta parte, que según cuenta Claudio Polosecki, fue quitada a pedido de Polo para no dar ideas al espectador. Lamentablemente, terminó siendo el lugar donde el mismo Polo encontraría su final el 3 de diciembre de 1996 a los 32 años.

Referencias:


"En la vereda de la sombra", Hugo Alonso (2005)

07/2021