Ernesto Sábato

Ernesto Roque Sábato nació el 24 de junio de 1911 en la ciudad de Rojas, Buenos Aires. Fue hijo de Francesco Sábato y Giovanna Maria Ferrari, inmigrantes italianos procedentes de Calabria. ​Su familia era de clase media, como él la describía. Fue el décimo de once hijos y nació poco tiempo después de la muerte de su noveno hermano, Ernesto, por lo que él llevaba su nombre.


En 1924 egresó de la escuela primaria de Rojas y viajó a La Plata donde cursó sus estudios secundarios en el Colegio Nacional de La Plata. Allí conoció al profesor Pedro Henríquez Ureña,​ a quien luego citaría como inspiración para su carrera literaria, y a Ezequiel Martínez Estrada. ​En 1929 ingresó a la Facultad de Ciencias Físico-Matemáticas de la Universidad Nacional de La Plata.


En 1937 obtuvo el Doctorado en Ciencias Físicas y Matemáticas en tal Universidad. Y con el apoyo de Bernardo Houssay, le fue concedida una beca anual para realizar trabajos de investigación sobre radiaciones atómicas en el Laboratorio Curie en París.​


El 25 de mayo de 1938 nació su primer hijo, Jorge Federico. En su permanencia en París entró en contacto con el movimiento surrealista y con la obra de Óscar Domínguez, Benjamín Péret, Roberto Matta Echaurren, Esteban Francés, entre otros. Esto marcaría una etapa bisagra en su camino profesional, y una profunda influencia en sus futuras obras literarias.


En 1939 fue transferido al Instituto Tecnológico de Massachusetts, por lo que abandonó París antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial. Regresó a la Argentina en 1940 con la decisión de abandonar la ciencia, pero para cumplir con quienes le habían otorgado la beca se desempeñó como profesor en la Universidad de La Plata, en la cátedra de ingreso a Ingeniería y en un postgrado sobre relatividad y mecánica cuántica. En una de las entrevistas que le realizaron decía: “En el Laboratorio Curie, en una de las más altas metas a las que podía aspirar un físico, me encontré vacío de sentido. Golpeado por el descreimiento, seguí avanzando por una fuerte inercia que mi alma rechazaba.”


En 1943, debido a la crisis existencial que venía arrastrando desde París, decidió alejarse de forma definitiva del área científica para dedicarse de lleno a la literatura y la pintura.​ Él definió a la ciencia como amoral porque “llevaría al mundo hacia el desastre”. Se instaló entonces en Pantanillo, en la provincia de Córdoba, para residir en un rancho sin agua ni luz pero completamente entregado a la escritura.


A fines de la Segunda Guerra Mundial, en 1945, nació su segundo hijo, Mario Sabato, quien de adulto sería un conocido director de cine. Ese mismo año se instaló con su familia en Santos Lugares, desde donde desarrolló toda su carrera de escritor.


En 1941 apareció su primer trabajo literario, un artículo sobre “La invención de Morel” de Adolfo Bioy Casares, en la revista Teseo de La Plata. También publicó una colaboración en la revista Sur de Victoria Ocampo, por intervención de Pedro Henríquez Ureña. En 1942 continuó colaborando en aquella publicación con reseñas de libros, se encargó de la sección Calendario y participó del «Desagravio a Borges» en el n.º 94 de Sur. Publicó artículos en el diario La Nación y se presentó su traducción de “Nacimiento y muerte del sol” de George Gamow. Al año siguiente publicaría la traducción de” El ABC de la relatividad” de Bertrand Russell.


En 1945 publicó su primer libro, “Uno y el Universo”, una serie de artículos filosóficos en los que criticaba la aparente neutralidad moral de la ciencia y alertaba sobre los procesos de deshumanización en las sociedades tecnológicas. Con el tiempo avanzaría hacia posturas libertarias y humanistas. Por esa obra recibió en el mismo año el primer premio de prosa de la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, concedido a partir del dictamen de un jurado conformado por los escritores Francisco Luis Bernárdez, Vicente Barbieri, Leónidas Barletta, Ricardo Molinari y Adolfo Bioy Casares,​ y además recibió la faja de honor de la Sociedad Argentina de Escritores.


En 1947, con graves dificultades económicas, Julián Huxley intervino para que lo nombren como director de la UNESCO pero renunció a los dos meses. ​


En 1948, después de haber llevado los manuscritos de su novela a las editoriales de Buenos Aires y de ser rechazado por todas, publicó en la revista Sur “El túnel”, una novela psicológica narrada en primera persona. Enmarcada en el existencialismo, una corriente filosófica de enorme difusión en la época de posguerra, “El túnel” recibió críticas entusiastas de Albert Camus, quien lo hizo traducir por Gallimard al francés. Aparte de este, la novela ha sido traducida a más de diez idiomas.


En 1951 se publicó el ensayo “Hombres y engranajes” bajo la editorial Emecé, y un capítulo sobre Física en la Enciclopedia Práctica Jackson. Al año siguiente se estrenó en la Argentina la película de “El túnel”, una producción de Argentina Sono Film, dirigida por León Klimovsky.​


En 1953, nuevamente bajo la editorial Emecé, editó el ensayo Heterodoxia.


En 1955 fue nombrado interventor de la revista “Mundo Argentino” por el gobierno de facto impuesto por la Revolución Libertadora, cargo al que renunció al año siguiente por haber denunciado la aplicación de torturas a militantes obreros y los fusilamientos de José León Suárez, de junio de 1956.​

En 1961 publicó “Sobre héroes y tumbas”, que ha sido considerada como una de las mejores novelas argentinas del siglo XX. En ella se narra la historia de una familia aristocrática argentina en decadencia, intercalada con relato intimista sobre la muerte del general Juan Lavalle, héroe de la guerra de la Independencia Argentina, y con los desgarramientos de la historia de este país, como las guerras civiles del siglo XIX hasta 1955.


Hacia 1967 contaba con más de 120 000 ejemplares. Es emblemática la anécdota de este libro, que según el propio Sábato, estaba destinado a la destrucción por el fuego como tantas otras obras suyas que no vieron la luz pública. Su supervivencia, relató el propio autor en una entrevista, conducida por el periodista Joaquín Soler Serrano en un capítulo de su programa “A fondo” de 1977, se debe a la intervención de su esposa Matilde que lo convenció de publicarlo en vez de destruirlo.


En el año 1964 había recibido el título de “Chevalier des Arts et des Lettres”(Caballero de las artes y las letras), orden instituida por André Malraux, en Francia.


“Sobre héroes y tumbas” se tradujo al francés como Alexandra, y también al alemán, con introducción de Witold Gombrowicz. Continuamente, presentó “Pedro Henríquez Ureña: ensayo y antología”, homenaje a su maestro y amigo. En 1968 editó, en la Editorial Universitaria de Santiago de Chile “Tres aproximaciones a la literatura de nuestro tiempo”, mientras que en Copenhague se tradujo “Sobre héroes y tumbas” al danés.


Su siguiente novela, “Abaddón el exterminador” se publicó en 1974; de corte autobiográfico con una estructura narrativa fragmentaria y de argumento apocalíptico en el cual Sábato se incluye a sí mismo como personaje principal y retoma a algunos de los personajes ya aparecidos en “Sobre héroes y tumbas”. En aquel año recibió el Gran Premio de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE).


En 1975, Sábato obtuvo el premio de Consagración Nacional de la Argentina. En 1976, se le concedió el premio a la Mejor Novela Extranjera en París (Francia) por “Abaddón el exterminador”, mientras que en Italia recibió el premio Medici al mejor libro extranjero en 1977 por la misma obra.


En 1978, le otorgaron la Gran Cruz al mérito civil en España. En 1979 fue distinguido en Francia como comandante de la Legión de Honor.


Para la década de 1970, Sabato sentía que, como escritor, había dicho “todo lo que tenía que decir sobre los grandes temas de la condición humana: la muerte, el sentido de la existencia, la soledad, la esperanza y la existencia de Dios”.


En 1983, declaraba: “Soy un simple escritor que ha vivido atormentado por los problemas de su tiempo, en particular por los de su nación. No tengo otro título”. El retiro de la actividad literaria coincidió con el agravamiento de sus problemas de la vista, por lo que dejó de leer y escribir por prescripción médica, para dedicarse a la pintura.​ A pesar de esto, en años posteriores continuó publicando esporádicamente.


Por solicitud del presidente Raúl Alfonsín, presidió entre los años de 1983 y 1984 la CONADEP (Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas), cuya investigación, plasmada en el libro “Nunca más”, abrió las puertas para el juicio a las juntas militares de la dictadura militar en 1985.


En 1984 recibió el Premio Miguel de Cervantes, máximo galardón literario concedido a los escritores de habla hispana. Fue el segundo escritor argentino en recibir este premio, luego de Jorge Luis Borges en 1979. También recibió el Premio Konex - Diploma al Mérito en 1984 como uno de los cinco mejores novelistas con obra publicada antes de 1950 en la historia en la Argentina, otorgado por la Fundación Konex.


Además, la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires lo nombró Ciudadano Ilustre, recibió la Orden de Boyacá en Colombia y la OEA le otorgó el premio Gabriela Mistral. Dos años más tarde, en 1986, se le hizo entrega de la Gran Cruz de Oficial de la República Federal de Alemania. En 1989 se le concedió el premio Jerusalén en Israel y fue nombrado Doctor honoris causa por la Universidad de Murcia (España); en 1991 por la Universidad de Rosario y la Universidad de San Luis (de la Argentina), en 1995 por la Universidad de Turín (Italia) y en 1996 por la Universidad Nacional de Río Cuarto.


En 1995 murió su hijo Jorge Federico en un accidente automovilístico. En 1997 recibió el XI Premio Internacional Menéndez Pelayo por parte de la Universidad homónima.


​El 30 de septiembre de 1998 falleció su esposa, Matilde Kusminsky Richter, y publicó sus memorias bajo el título de “Antes del fin” y el 4 de junio de 2000 presentó “La resistencia” en la página de Internet del diario Clarín, convirtiéndose de esta manera en el primer escritor de lengua española en publicar un libro gratuitamente en Internet antes que en papel.​ La edición en papel fue lanzada el 16 de junio.


En 2002 se le concedió la Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes de Madrid y la Medalla de Honor de la Universidad Carlos III en reconocimiento a sus méritos literarios, ​ como así también el Premio Extremadura a la Creación a la mejor Trayectoria Literaria de Autor Iberoamericano (Consejería de Cultura de la Junta de Extremadura).


En ese mismo año, el 10 de diciembre, Sábato inauguró la “Fundación Ernesto Sábato” situada en la calle Thames 1717 del barrio de Palermo, dedicada al cuidado de la infancia y de la adolescencia, formada junto a distintas instituciones y ONG para contribuir a mejorar la trágica situación en que viven millones de niñas, niños y jóvenes en el mundo.


En 2004, en una emotiva ceremonia, recibió un homenaje por parte del III Congreso Internacional de la Lengua Española en presencia de Cristina Fernández de Kirchner y José Saramago. Después, la Real Academia Española lo homenajeó también y en 2005 fue distinguido en el Colegio Nacional de la Plata.


El 11 de febrero de 2009 la SGAE lo propuso por tercera vez ante la Academia Sueca como candidato al Premio Nobel de Literatura de 2009 junto con los escritores españoles Francisco Ayala y Miguel Delibes.


Falleció en su hogar en Santos Lugares durante la madrugada del 30 de abril de 2011, 55 días antes de cumplir 100 años, a causa de una neumonía derivada de una bronquitis que lo aquejaba desde hacía algunos meses. El velatorio se realizó en el club Defensores de Santos Lugares, enfrente de su casa de Saverio Langeri 3135.


Su muerte coincidió con la celebración de la ciudad de Buenos Aires como Capital Mundial del Libro 2011, y con el desarrollo de la 37.ª edición de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. Un día después recibió un homenaje conjunto a su persona y a Adolfo Bioy Casares en la sala Jorge Luis Borges, por parte del Instituto Cultural en la Feria del Libro llevada a cabo en Buenos Aires, ​ y los preparativos para las celebraciones del centenario de su natalicio ya estaban en marcha.


El 19 de septiembre de 2014, la familia Sábato reabrió la casa del escritor como un “museo vivo” dedicado a recordar su vida y su obra.


En 2016, el Concejo Deliberante de Tres de Febrero aprobó el cambio de nominación de la calle Saverio Langeri, donde se ubica la casa museo, por el de Ernesto Sábato.