Enrique Santos Discépolo, también conocido como Discepolín, nació el 27 de marzo de 1901 en una casa ubicada en la calle Paso 111 del barrio de Balvanera. Su padre era músico de orquesta, y falleció a temprana edad. Más tarde, falleció su madre. Fue entonces que, su hermano mayor Armando Discépolo, importante dramaturgo, después de contraer matrimonio se hizo cargo de su cuidado, y fue también quien lo introdujo al mundo artístico luego de que Enrique confesara su interés por la actuación.
El 22 de octubre de 1917 debutó como actor en “Chueco Pintos”, de Armando Discépolo y Rafael José de Rosa y, al año siguiente, estrenó su primera obra teatral “El Duende”, escrita junto a Mario Folco, en el Teatro Nacional, en Avenida Corrientes 960 del barrio de Balvanera.
En paralelo a su vida teatral que desarrolló tanto en Buenos Aires como en Montevideo, Discépolo escribió letras de tango. Pero a diferencia de los demás compositores, que solían escribir sobre dramas pasionales, Discépolo reflejaba en sus letras las dificultades económicas y sociales de los años 20 y 30, décadas que le tocó vivir. Así nació por ejemplo "Qué Vachaché".
En el año 1928 escribió "Esta noche me emborracho", siendo Azucena Maizani la que le dio voz, obteniendo un gran éxito, y el primero para Discépolo dado que sus anteriores letras no tuvieron tanta repercusión. A partir de ese momento comienza a tener un importante reconocimiento entre las figuras del tango.
Más tarde estrenó "Chorra", y Tita Merello convirtió en éxito "Qué Vachaché". Por supuesto que Carlos Gardel también grabó tangos de Discépolo, como la inolvidable versión de "Yira Yira", en 1930.
Pero si bien Discépolo es recordado mayormente por sus letras, también se desempeñó como escritor y actor en obras teatrales. En sus composiciones de tango, varias de sus canciones más recordadas fueron denominadas como tangos fundamentales o “tangos de oro”, tales como: “Yira, yira”, “Cambalache”, “Uno” y “Cafetín de Buenos Aires”. En estos expresaba su descontento con la realidad social y económica del país, en los que encarnaba personajes humildes con cierto tono de disconformidad y crítica.
En 1923 estrenó, junto a su hermano, “El Organito”, una obra donde se muestra a personas frustradas que fueron expulsadas de una sociedad creada para unos pocos selectos. Y en las siguientes décadas escribió sus tangos más notables: "Desencanto", "Uno", con música de Mariano Mores, y "Canción desesperada".
A comienzos de la década del 30, Enrique escribió obras musicales como “Wunderbar” y “Tres esperanzas”. Luego, viajó a Europa y, a su regreso, comenzó a vincularse con el cine en el rol de actor, director y guionista. En 1935 compuso para la película “Alma de Bandoneón”, uno de sus tangos emblemáticos: "Cambalache".
En lo que respecta al cine, actuó en la película “Mateo”, de Daniel Tinayre, y “Melodías Porteñas”, para la cual, además, compuso dos temas: uno con el mismo nombre del largometraje y "Condena". Como director estrenó su primera película titulada “Cuatro Corazones”, por la que no obtuvo buenas críticas.
Hacia 1940 dirigió otras dos películas. “Caprichosa y millonaria”, protagonizada por Paulina Sigerman, siendo además guionista, y “Un señor Mucamo”, donde trabajaron Tito Lusiardo, Osvaldo Miranda, Eduardo Rudy y Armando Bo. Más tarde, se estrenó “Fantasma de Buenos Aires”, también bajo su dirección, y una de las películas de Nini Marshal: “Cándida, la mujer del año”, donde también escribió el guión.
Referencias y Fotografías:
https://www.cultura.gob.ar/un-dia-como-hoy-nace-enrique-santos-discepolo-10331/
https://www.elhistoriador.com.ar/enrique-santos-discepolo/
https://es.wikipedia.org/wiki/Enrique_Santos_Disc%C3%A9polo
Horvath, Ricardo: “Esos malditos tangos”, págs. 139/140, Buenos Aires 2006. Editorial Biblos ISBN 950-786-549-7
12/2021
Su obra se vio varias veces afectada por la supresión del lenguaje lunfardo, herramienta recurrente en su obra, por parte de distintas campañas militares de la década del 40. Las restricciones continuaron al asumir el gobierno de Juan Domingo Perón y en 1949 directivos de Sadaic le solicitaron al administrador de Correos y Telecomunicaciones en una entrevista que se las anularan, pero sin resultado. Obtuvieron entonces una audiencia con Perón, que se realizó el 25 de marzo de 1949, y el Presidente –que afirmó que ignoraba la existencia de esas directivas– las dejó sin efecto y “Uno”, al igual que otros muchos tangos, pudo regresar a la radio.
En 1947 compuso “Cafetín de Buenos Aires”, uno de sus tangos más recordados. Luego produjo y participó en numerosas películas y obras teatrales, muchas de ellas estrenadas después de su muerte.
La última película de Discepolín como actor y guionista fue “El Hincha”, que se estrenó en 1951 y que dejó una serie de frases inolvidables que definen al hincha de fútbol argentino: “¿Que sería de un club sin el hincha? Una bolsa vacía. El hincha es el alma de los colores. Es el que no se ve, el que se da todo sin esperar nada. Eso es el hincha… ESO SOY YO“.
Discépolo falleció el 23 de diciembre de ese mismo año, en su casa de Avenida Callao 765 del barrio de San Nicolás a causa de un síncope en el corazón. Se dice que el artista ya venía sumido en un hondo abatimiento luego de manifestar su pública defensa del gobierno peronista y del rechazo que produjo, en cierto sector de la sociedad, tal afiliación. Al punto de comprarle todas las entradas de sus espectáculos a fin de que cuando saliese a escena viera el teatro vacío. Estos hechos de personas a la que consideraba amiga lo habrían llenado de profunda tristeza.
Sus letras profundas y críticas siguen claramente vigentes hasta el día de hoy, y se han transformado en himnos fundamentales del tango.
En la ciudad de Buenos Aires existen varios lugares y obras nombrados en honor al gran artista a modo de homenaje, tales como el Pasaje Enrique Santos Discépolo. A propósito de la calle que lo recuerda, es uno de los pocos pasajes en diagonal que posee la ciudad, y además es una arteria que presenta un diseño en forma serpenteante. Ubicada en Balvanera (en el límite con San Nicolás) va desde la esquina de Callao y Lavalle, hasta la intersección de Corrientes y Riobamba.
En su memoria también en la estación Corrientes de la Línea H, figuran dos obras en la técnica de acrílico sobre tela que le rinden homenaje, realizadas por los artistas Jorge Muscia y Alfredo Martínez, y se denominan “Yira –Yira” y “Cambalache”, respectivamente.
En “Yira –Yira” la obra se inspira en un video realizado hacia 1930 en el que Gardel interroga a Discépolo sobre qué quiso hacer con dicha canción. Al finalizar, Gardel exclama “pum” y simula que le dispara, tal como se puede apreciar en el mural.
En la obra “Cambalache” se puede ver al artista vestido con un traje oscuro como la noche, su corazón en llamas en la mano y de fondo, la luna simula la aureola de un santo tanguero. Lo rodean flores de ceibo que lo enmarcan como personalidad y patrimonio del tango nacional.
Además de estas bellas obras, en la estación Lima de la Línea A, también se puede encontrar al artista retratado en el mural “Músicos de Buenos Aires III” de Hermenegildo Sábat. Este fue realizado en la técnica de mural cerámico y reúne a Discépolo junto a Aníbal Troilo, Homero Manzi y Carlos Gardel, en un escenario salpicado de flores.