Recoleta
Tomó su nombre del Convento de Recoletos Descalzos, levantado en una chacra llamada “Los ombúes”, que recibió el vecino fundador y primer alcalde, Rodrigo Ortiz de Zarate, en el reparto de tierras hecho por Juan de Garay en 1583.
Y la fecha de su aniversario, proviene del Convento y la Iglesia de Nuestra Señora del Pilar, que los Recoletos comenzaron a construir en 1706 e inauguraron el 12 de octubre de 1732.
El Cementerio de la Recoleta nació junto con el templo. Durante la época de Rivadavia, fue expropiado y se transformó en el Cementerio del Norte. Luego, durante la intendencia de Torcuato de Alvear, el cementerio fue remodelado y se construyó la entrada que vemos en la actualidad.
Anteriormente, era un lugar despoblado y solitario y al aumentar la edificación, establecerse el matadero y el cementerio, fue cambiando su aspecto y transformándose. Luego, con la creación del paseo de la Recoleta, se convirtió en un barrio residencial y lujoso.
La evolución de este barrio fue rápida y abrupta, debido a que las quintas del lugar desaparecieron en su totalidad hasta convertirse en una de las zonas más lujosas de la Ciudad.
A causa de la epidemia de fiebre amarilla en 1871, las familias acomodadas que habitaban la zona sur, emigraron hacia el norte en donde construyeron mansiones de estilo francés. Esto sumado a la gran inmigración francesa recibida desde 1840, produjeron el cambio del paisaje arquitectónico del barrio y lo hicieron conocido como la “Petit París de Buenos Aires”.
En su entorno se encuentran grandes espacios culturales, monumentos históricos, el Museo Nacional de Bellas Artes, la Biblioteca Nacional, la Facultad de Derecho UBA y el Centro Cultural Recoleta, entre otros.