Avenida 9 de Julio

La Avenida 9 de Julio es un ícono de la ciudad de Buenos Aires. Junto al Obelisco, que se encuentra en el punto medio de la arteria, en el cruce con la Avenida Corrientes, se ha convertido en una fotografía obligada para todo aquel que quiera llevarse una imagen típica porteña.


Es la arteria principal y la más neurálgica debido a que, en sus 3 km de largo, une el sur con el norte de la ciudad: desde Constitución a Retiro. Además, pareciera ser que todo acontece allí: desde grandes eventos artísticos, deportivos, políticos, culturales y hasta manifestaciones sociales.

Es considerada por muchos como “la avenida más ancha del mundo”, por su extenso metraje. Al este de la avenida corre la calle Carlos Pellegrini (Bernardo de Irigoyen al sur de Rivadavia) y al oeste lo hace Cerrito (Lima al sur de Rivadavia); estas dos calles funcionan en la práctica como carriles extra o colectoras, y se las contabiliza como parte de la Avenida para llegar al total de 140 metros de ancho.


Uno de los rasgos distintivos de la "9 de Julio" es que mantiene en todo su recorrido el mismo nombre y no posee un sistema de numeración, ya que solo hay un edificio que tiene acceso por una de sus veredas, el Ministerio de Salud y Desarrollo Social. De igual manera, no hay construcciones edilicias en las calles perpendiculares.


Recorrerla enteramente a pie requiere armarse de tiempo y ganas para disfrutar sus plazoletas con variedad de árboles, entre los que destacan las altas Tipas, los Palo borracho y el Jacarandá, además de ceibos y cerezos, muchos de ellos donados por Japón. Especies que fueron introducidas originariamente a la Avenida por el diseño paisajístico y característico de Carlos Thays.


Pero quizás no muchos conozcan su historia. El proyecto de la Avenida 9 de Julio comienza en 1827 con la presidencia de Bernardino Rivadavia, quien la propone como una manera de integrar el norte con el sur de esa incipiente aldea. Ya en aquellos años se proponían ensanches y avenidas que demolieran el damero colonial por la actividad comercial creciente, mucho antes de las oleadas inmigratorias.  En 1861 el intendente Seeber (1889-1890) reflota el proyecto y, tres décadas después, el Congreso aprueba las obras. En 1894, el Concejo Deliberante porteño lo revalida, los planos se aceptan en 1907 con el proyecto “Bouvard”, y la Ley 8855 de 1912, la aprueba para su concreción.  Aquel primer paso, aspiraba a expropiar 33 manzanas desde el Paseo de Julio a la avenida Brasil en el eje norte-sur desde la calle Rivadavia,  y construir una avenida de 33 metros de ancho, con dos calles laterales y edificios “públicos y privados de estilo caracterizado y arquitectura especial”.


El intendente Anchorena (1910-1914) intenta que se inaugure para el Centenario de la Independencia,  pero el proyecto fracasa. Pasarían otras tres décadas para que el intendente Mariano Vedia y Mitre (1932-1938), bajo la presidencia de Agustín P. Justo, retome la idea con aspectos del paisajismo, y la modernidad criolla de los seguidores de los Congresos Internacionales de Arquitectura Moderna: “Sol, espacio, árboles, cemento y acero”, y los proyectos del socialista C. M. della Paolera. Pese a las restricciones financieras de los años treinta, debido a la gran crisis económica mundial, sumado a la oposición de los partidos socialistas y radicales (proscriptos después del golpe militar a Hipólito Yrigoyen), Vedia y Mitre llevó adelante un ambicioso plan de reformas, que incluyeron un maratón de obras públicas, tales como el ensanche de Corrientes y Belgrano o la Avenida Juan B. Justo,  y que confluyó en la inauguración del Obelisco en 1936. Este emblemático ícono de Buenos Aires, construido en la Plaza de la República, es un monumento histórico que recuerda el lugar donde la bandera nacional fue izada por primera vez en Buenos Aires en 1812. En ese punto se encontraba entonces la iglesia de San Nicolás de Bari. El Obelisco fue obra del arquitecto Alberto Prebisch, tiene 67 metros y medio de alto, y pesa 1.800 toneladas. Se convirtió en un testigo privilegiado que vio crecer a la histórica Avenida.


Desde su altura se pueden apreciar las imágenes más bellas de la ciudad. Su inauguración fue el punto inicial para la proyección de la Avenida 9 de Julio.  Pues, después de tan sólo siete meses, sucedió una construcción récord de la arteria, donde se derribaron manzanas completas con rápidos juicios de expropiación forzada.


El estreno de la Avenida 9 de julio ocurrió el 12 de octubre de 1937, con un trazado de cinco manzanas, desde Bartolomé Mitre a Tucumán. Además, su creación previó el crecimiento del distrito y estuvo alineado con la ampliación de otras arterias como la avenida Corrientes que para su inauguración ya había ensanchado sus primeras cuadras.


Durante el gobierno de Perón, se avanza hacia la avenida Belgrano (1948-1949). Y recién en la primera mitad  de los setenta se extiende hasta Caseros al Sur,  y Santa Fe al norte. La obra se acrecentaría durante la dictadura militar, con el plan de autopistas en Constitución, y Retiro, finalizada por el último intendente elegido por el Ejecutivo Nacional, Jorge Domínguez (1994-1996).

Caminar por esta histórica avenida es también pasear junto a históricos edificios como el Teatro Colón, reabierto en 2010 tras su restauración; el Edificio del Plata, en donde funcionó el antiguo Mercado del Plata; y hoy es sede del Gobierno de la Ciudad; o el del viejo Ministerio de Obras Públicas, emplazado a lo largo de la traza, que alojó a la antena para la primera transmisión televisiva del país, en 1951.


Desde 2013, la Avenida 9 de julio en su trama central, es recorrida por el Metrobus 9 de julio, que permitió un ordenamiento del transporte urbano en la zona. Además, figuran la línea de subte C (que ya conectaba parte de su trayecto desde 1934; la línea D que asoma con su estación 9 de julio, a pocos metros del Obelisco, y que permite las combinaciones con las estaciones Carlos Pellegrini de la línea B y Diagonal Norte de la línea C.


Sin dudas, esta emblemática Avenida reúne el tránsito más neurálgico de la ciudad, con la belleza de sus edificaciones y sus arboledas, y las imágenes icónicas de Buenos Aires.