Astor Piazzolla

"La música es el arte más directo, entra por el oído y va al corazón."

 

Astor Piazzolla nació en Mar del Plata, Argentina, el 11 de marzo de 1921. Fue hijo de Vicente Piazzolla y Asunta Manetti, ambos nacidos en Mar del Plata, e hijos de padres italianos.

 

En 1924 la familia se mudó a Nueva York, Estados Unidos, donde Astor vivió gran parte de su niñez, y aprendió su tercera lengua el inglés, ya que sabía hablar español e italiano. Marginado de los deportes, como consecuencia de una malformación en una de sus piernas, en 1927, sintiendo nostalgia por su Argentina natal, el padre de Astor le compró un bandoneón usado en una casa de empeños, por 18 dólares. Luego comenzó a tomar clases con Andrés D´Aquila; realizó una grabación en acetato con tan solo diez años, sin fines comerciales. En 1933, estudió música con el pianista húngaro Bela Wilda, quien lo introdujo en el universo de la música clásica de Bach.

 

En diciembre de 1933, Carlos Gardel viajó a Nueva York para firmar un contrato para cuatro películas. El padre de Astor, quien era una gran admirador del “Zorzal criollo”, talló en madera la figura de un gaucho y le encomendó al niño la misión de llevársela de regalo. Astor logró ingresar al hotel donde se hospedaba Gardel y entregarle el mismo. A partir de allí se convirtió en guía para que Gardel conociera la ciudad y comenzaron una gran amistad.

 

Luego Gardel le propuso a Astor interpretar a un canillita en la película “El día que me quieras”, en 1935. Terminada la filmación los argentinos organizaron una fiesta y Gardel le pidió a Piazzolla que lo acompañara en la interpretación de “Arrabal amargo”. Fue su primera presentación en vivo y marcaría su destino. Luego Gardel invitó a Piazzolla a unirse en su gira por América, pero su padre decidió que era aún muy joven, por esta razón, su lugar fue ocupado por el boxeador argentino José Corpas Moreno. Esta temprana desilusión resultó ser una gran suerte, ya que fue en esta gira en la que Gardel y toda su banda perdieron la vida en el accidente aéreo en Medellín, Colombia. En 1978, en una carta imaginaria a Gardel, Piazzolla bromearía al respecto sobre ese hecho: “…Era la primavera del 35 y yo cumplía 14 años. Los viejos no me dieron permiso y el sindicato tampoco. Charlie, ¡me salvé! En vez de tocar el bandoneón estaría tocando el arpa...”.

 

En 1936, su familia volvió a Mar del Plata, y Astor participó en varios conjuntos y conoció la obra del sexteto de Elvino Vardaro, que lo influenció de forma definitiva. Decidido a explorar el tango, se mudó a Buenos Aires a los diecisiete años y, al poco tiempo, consiguió su objetivo: ingresar en la orquesta de Aníbal Troilo, primero como bandoneonista de fila y ocasional pianista, y luego, convertido en arreglador de la orquesta. Continuó sus estudios de música académica con Alberto Ginastera y, de piano, con Raúl Spivak. Sus arreglos lo alejaron cada vez más del tango clásico.

 

Hacia 1944, abandonó la Orquesta de Troilo para dirigir la orquesta que acompañó al cantante Francisco Fiorentino hasta 1946, cuando compuso “El desbande”, considerado por él mismo su primer tango con una estructura formal diferente. Formó su propia orquesta, que disolvió en 1949, y comenzó a escribir música para películas. Se apartó del bandoneón y se acercó al jazz: la búsqueda de un estilo diferente en todo lo llevó a profundizar sus estudios musicales.

 

Entre 1950 y 1954, compuso obras claramente distintas de la concepción del tango tradicional hasta ese momento, tales como “Para lucirse”, “Tanguango”, “Prepárense”, “Contrabajeando”, “Triunfal”, y “Lo que vendrá”, y allí comenzó a definir su estilo. También en esta época, escribió piezas de música culta, como “Rapsodia porteña” (1952) y “Buenos Aires, tres movimientos sinfónicos” (1953). Por esta última, ganó el Premio Fabien Sevitzky, y el Gobierno francés le otorgó una beca para estudiar en París con la famosa pedagoga musical Nadia Boulanger, quien lo convenció de que persistiera en el camino del tango: “Astor, sus obras eruditas están bien escritas, pero aquí está el verdadero Piazzolla, no lo abandone nunca”, le dijo. La beca duró casi un año y, en ese tiempo, formó una orquesta de cuerdas junto a los músicos de la Ópera de París Martial Solal y Lalo Schifrin. Con Schirfrin, grabó “Two Argentinians in Paris” en 1955.

 

Cuando regreso a Argentina, convocó a músicos de primera línea y formó el “Octeto Buenos Aires”. Estaba integrado por Enrique Mario Francini y Hugo Baralis, en violines; Roberto Pansera, en bandoneón; José Bragato, en violonchelo; Aldo Nicolini, en bajo; Horacio Malvicino, en guitarra eléctrica, y Atilio Stampone, en piano. Varias versiones del Octeto influyeron de manera determinante en la futura evolución del tango, debido a sus novedades rítmicas y contrapuntísticas.

Cuando murió su padre, en 1959, compuso en su homenaje una de sus obras más bellas: “Adiós Nonino”.


En 1960, después de una estadía en Estados Unidos, donde su estilo se presentó como jazz-tango, Piazzola formó en Buenos Aires un quinteto por el que pasaron músicos como Elvio Bardaro, Dante Amicarelli, Antonio Agri, Horacio Malvicino, Oscar López Ruiz, Kicho Díaz, Osvaldo Manzi y Cacho Tirao.


En esa década Piazzola vivió en el último piso del edificio de Av. Entre Ríos 505, en el barrio de Congreso, donde figura una placa que lo recuerda.


En 1968, compuso, con el poeta Horacio Ferrer, la operita “María de Buenos Aires”, para once instrumentos, recitante y cantantes femenino y masculino. La obra se estrenó en la Sala Planeta, ubicada en ese entonces en Suipacha y Paraguay del barrio de Retiro. En 1969, comenzó a escribir, también junto a Ferrer, temas más sencillos para la voz de Amelita Baltar, su pareja por aquellos años. Compusieron “Balada para un loco”, que se convirtió en un gran éxito popular al que sucedieron otros como “Chiquilín de Bachin”. 


En 1972, luego de un infarto, decidió instalarse durante cinco años en Italia. Formó el Conjunto Electrónico, grabó “Libertango” y experimentó su aproximación al jazz-rock. En 1974, grabó “Summit” junto al saxofonista Gerry Mulligan. Y un año después, tras la muerte de Aníbal Troilo, compuso el disco “Suite Troileana”.


En 1976, se presentó en el Teatro Gran Rex con su obra “500 Motivaciones”. Y en 1977, con una serie de conciertos en el Olympia de París. En 1978, volvió con su Quinteto y consolidó su fama internacional con giras por Europa, Sudamérica, Estados Unidos y Japón.


En 1983, en el Teatro Colón, ofreció una programación íntegramente compuesta por él.


En 1984, actuó con la cantante Milva y produjo el disco “Live at the Bouffes du Nord”; en Viena, grabó “Live in Wien” con el Quinteto.


En 1985, fue nombrado Ciudadano Ilustre de Buenos Aires; y estrenó, en Bélgica, en el Quinto Festival Internacional de Guitarra, el Concierto para Bandoneón y Guitarra: Homenaje a Lieja, con la dirección de Leo Brouwer.


En 1986, recibió en París el Premio César por la banda sonora de la película “El exilio de Gardel”; y grabó en vivo, junto a Gary Burton, “Suite for Vibraphone and New Tango Quintet”, en el festival de jazz de Montreux (Suiza).


En 1987, se presentó con un multitudinario recital en el Central Park (Nueva York). En 1988, grabó con el Quinteto La Camorra su último disco. En 1989, formó “Sexteto Nuevo Tango”, con el que actuó en el Teatro Ópera, realizó giras y se presentó como solista hasta su disolución a fines de ese año.


El 4 de agosto de 1990, en París, sufrió una trombosis cerebral que lo dejó postrado. Falleció el 4 de julio de 1992, en Buenos Aires.


Piazzola dejó un gran legado en la música argentina e internacional. En 1992, el crítico de música estadounidense Stephen Holden describió a Piazzolla como “el compositor de música de tango más importante del mundo”.


En 1995 la Fundación Konex le confirió el Premio Konex de Honor por su incalculable aporte a la música en Argentina.


En el 2016, se inauguró una escultura en honor a Astor Piazzolla en el Paseo del Tango, que se encuentra entre las calles Carlos Gardel y Jean Jaures, en el barrio de Balvanera. La obra del reconocido compositor, realizada por el artista Carlos Benavidez, comparte el paseo con las de Aníbal Troilo, Roberto Goyeneche, Tita Merello y Alberto Castillo.